Ayer lo decía el técnico Cavalieri tras una nueva derrota de Ñublense: «Estamos en una situación complicada».
La goleada que le propinó Melipilla 4-1 al Rojo solo es la evidencia de un paciente que está agónico. Sumido en la tabla de posiciones derechamente deberá luchar por no caer a la Segunda División Profesional, algo impensado a inicio de temporada para un equipo que posee una de las planillas más altas de la Primera B y que por nombres se armó para pelear arriba.
Errores defensivos, bajo nivel de hombres que se les pide más, son ingredientes que marcan el presente de Ñublense. Así quedó de manifiesto en el encuentro con el equipo de Adomaitis, pese a un arranque prometedor (con el gol tempranero de Michael Silva), mascó la derrota una vez más, la tercera de la mano del técnico trasandino.
Restan cinco partidos, cinco finales. La primera es ante San Marcos de Arica, un rival directo para mantenerse en la categoría este sábado a las 20 horas en el Nelson Oyarzún.