A través de una declaración pública y en medio de la tensión internacional tras los ataques de EE.UU. y sus aliados a puntos estratégicos sirios, el Gobierno reiteró su condena “en los términos más enérgicos al criminal empleo de armas químicas en un ataque ocurrido el día 7 de abril, en Douma, República Árabe Siria”.
Igualmente condenó el uso de armas químicas en cualquier tiempo, lugar, circunstancias o acto, y recuerda que esta conducta atenta contra el derecho internacional y, en especial, contra los derechos humanos.
Tal como lo ha señalado el Secretario General de Naciones Unidas es imprescindible que las potencias internacionales pacten un mecanismo que permita evitar el uso de armas químicas y establezca responsabilidades por el uso de armas químicas en Siria. En el cumplimiento de esta misión ningún país puede eludir su responsabilidad.
Debemos hacer todos los esfuerzos para evitar que la crisis de Siria genere una escalada de violencia y se transforme en una crisis regional o global, que afecte a más seres humanos y debilite la paz. Hacemos por tanto un llamado a ejercer la mayor prudencia en estas acciones, concluye la declaración.
Esta declaración se produce en momentos que el Consejo de Seguridad de la ONU rechazó una presentación presentada por Rusia -aliada del régimen de Assad- para condenar ataques lanzados el viernes por EE.UU, Francia y Reino Unido.