Con pie de cueca y un cóctel criollo quedó oficializada la reapertura para el uso peatonal del Puente Confluencia, Monumento Histórico sobre el río Ñuble, justo antes de encontrarse con el Itata, y que fue sometido a una exhaustiva obra de emergencia que permitió darle una nueva vida a esta estructura centenaria que, por su deteriorado estado, había sido cerrada al uso en 2016.
La ceremonia, que se desarrolló en un ambiente de fiesta, con niños de la escuela Confluencia que asistieron con dibujos de su visión del puente, fue encabezada por la ministra de las Culturas, las Artes y el Patrimonio, Consuelo Valdés, y en ella participaron el delegado presidencial, Cristóbal Jardua; el gobernador regional, Óscar Crisóstomo; los alcaldes de Chillán y Portezuelo, Camilo Benavente y René Schuffeneger, respectivamente; la seremi de las Culturas, María Soledad Castro; y el secretario técnico del Consejo de Monumentos Nacionales (CMN), Erwin Brevis. Todos ellos, junto a autoridades locales, acompañando a las comunidades vecinas al puente, y que han sido claves para su conservación.
Charito Martínez, una de las dirigentes que encabezó la lucha por la defensa del Confluencia, resumió el sentir de su comunidad: “Este puente es lo más importante para nuestro pueblo. Es nuestra cara y es nuestra historia. Aquí están nuestros recuerdos, nuestras caminatas en familia, y también la historia triste de 1973. Sin él, nadie vendría a vernos. Quiero pedirles a las autoridades que le den el valor que tiene, porque es el único puente de madera, y el más largo, en la Región de Ñuble. Todavía nos queda mucho trabajo por hacer y les pido que trabajemos de la mano. Y nosotros, los vecinos, tenemos que protegerlo y cuidarlo”.
La ministra agradeció el compromiso de la comunidad con su propio patrimonio. “Esta gran obra pública, única en Chile, es parte de la memoria, historia e identidad de la Región de Ñuble. Este puente es un patrimonio que conecta a las comunidades de Chillán y Portezuelo, quienes han sabido defenderlo con fuerza, logrando incluso salvarlo de la demolición y posteriormente impulsar su declaratoria como Monumento Nacional. Nos sentimos felices de ver a las vecinas y vecinos volver a transitar por esta magnífica estructura que descansa sobre la confluencia del río Ñuble y el Itata”, manifestó en esta que fue su última actividad pública.
Los trabajos -diseñados y financiados por el CMN- comenzaron el 1 de octubre, con un costo de casi $270.000.000, y consistieron en el recambio de las barandas y la reposición de parte de la carpeta de rodado. Los trabajos eran del todo indispensables, dado el notable deterioro en que se encontraba, debido a la falta de mantención desde el momento en que dejó de ser utilizado para el tránsito vehicular en 2016.
El levantamiento de daños previo a las obras, realizado por el área de Patrimonio en Riesgo de la Secretaría Técnica del CMN, permitió identificar los principales desperfectos y amenazas, como la pérdida de madera en la carpeta de rodado en parte de los 521 metros de su recorrido, barandas sueltas desde la base de fijación, maderas podridas o reblandecidas por humedad y pérdida de piezas en el puente. La madera restante fue sometida a un tratamiento antixilófago y fungicida.
“Quisiera destacar y distinguir todo el trabajo realizado por la cartera liderada por María Soledad Castro en la región de Ñuble, en la que se ha hecho un trabajo importante por conservar el patrimonio. Y este es un puente que nace de las fuerza de siete mujeres que lucharon cuando hace mucho tiempo atrás vieron la amenaza de perder este hermoso patrimonio cultural. Gracias a las autoridades presentes lideradas por la ministra, a las vecinas y vecinos porque este logro es compartido, es de todos y todas ustedes”, explicó Cristóbal Jardua, delegado presidencial regional.
El Puente Confluencia quedó definitivamente abierto para el uso peatonal, a la espera de un proceso de restauración integral, pero que hoy no reviste riesgos.